Tot cruspint-se una llauna de cargols amb un bon raig de vi aspre, R. va copsar el poder del símbol: l’única apropiació real i no simbòlica és la que comporta la destrucció -en utilitzar-lo- del bé desitjat. No era una raó, però sí una causa, de determinats crims passionals, va concloure R.
(Mientras se beneficiaba de unos "cargols a la llauna", regados con un buen y áspero tinto, R. se dio cuenta del poderío del símbolo: la única apropiación real y no simbólica es aquella que conlleva la destrucción -por el uso- del bien deseado. Lo cual es una causa, aunque no una razón, de determinados crímenes pasionales, dijo R. como colofón)
martes, 10 de junio de 2008
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